El economista Federico González Rouco -asesor de la Jefatura de Gabinete de la Nación y autor del libro “Vivienda: El Relato. Plan Procrear, antes y después”- dice que lo que les está pasando a los hipotecados es coyuntural: “las cosas van a mejorar. Los índices se están recuperando”.
- ¿Por qué las cuotas UVA pasaron en un año de $ 15.000 a $ 25.000, por ejemplo?
- Es cierto que hoy las cuotas son más altas que al principio. Pero eso no dice nada en un país con una economía inflacionaria. Acá no tiene sentido hacer mediciones en pesos. El problema, en realidad, es que no ha habido una suba de los salarios. Eso es lo que los deudores están viviendo como un problema enorme. Y obviamente lo es.
- Del universo de tomadores de préstamos de esta línea, ¿quiénes son los más golpeados?
- Las familias que peor están son las que arrancaron con sus hipotecas en agosto del año pasado. A ellas la aceleración inflacionaria las afectó con más fuerza que a las demás. Actualmente estos clientes están pagando cerca del 29 % del ingreso total del grupo familiar. No conocemos casos de familias que estén pagando más de 30 %. Posiblemente haya alguna situación particular. Pero no se trata de una generalización. No podemos estar al tanto de cada una de las realidades: tenemos unos 110.000 créditos hipotecarios UVA dando vueltas por todo el país.
- Los hipotecados tienen dudas: ¿por qué los bancos están pudiendo afectarles más del 30 % de los ingresos?
- Porque no hay una reglamentación que lo prohíba. Solamente se hace una regulación inicial. Es decir, para la primera cuota. Ningún banco tiene la posibilidad de conocer o controlar los ingresos de una persona a lo largo del préstamo. Lo que sí está establecido es que los deudores tienen el derecho a extender el plazo del crédito si la cuota que pagan es mayor en un 10 % a la que hubiera resultado si estuviera ajustada por el índice salarial. Desde este año, esa cláusula se encuentra activa para la mitad de hipotecados.
- A ese instrumento se puede apelar por una única vez. Y la disminución representa apenas unos $ 1.000 mensuales.
- Eso es cierto. A los deudores que sacaron un crédito a 20 años o más no les está sirviendo porque la reducción de la cuota no resulta significativa; para ellos, se trata de una mejora marginal. La diferencia se nota únicamente en créditos cortos, a cinco o 10 años.
- ¿Tienen pensado hacer alguna reformulación del modo de indexación?
- Primero le contesto la parte más fría: no hay problemas por falta de pago. Hoy no hay gente que haya dejado de pagar sus cuotas. De esos 110.000 tomadores de créditos UVA, apenas unos 300 han suspendido el pago. Por eso no consideramos que haya ni mora ni incobrabilidad. La contracara es que la gente está haciendo un esfuerzo enorme y sacrificando mucho el consumo.
- Pero esta situación no sólo golpea a las familias en lo económico, sino también en lo emocional.
- Ser dueño de una vivienda tiene un montón de efectos positivos. Uno pasa a sentirse tranquilo y eso repercute en su salud, en el modo en el que se relaciona con otras personas y en la estabilidad. Tener que afrontar un pago mensual, en cambio, genera preocupación. Y eso sucede con cualquier tipo de crédito. No tiene que ver con los UVA.
- ¿Vuelvo a preguntarle si tienen pensando revisar el sistema?
- Estoy convencido de que esto es coyuntural. Le repito: no hay ningún problema, más allá de la sensación de quien dice que le cuest pagar la cuota. Pero nadie dejó de pagarla. La primera oleada de créditos UVA fue algo nunca visto en la Argentina. Este sistema, que funciona en Chile desde hace 60 años, es la mejor manera de masificar los préstamos hipotecarios. Nunca antes tantos argentinos habían podido acceder a la vivienda.
- La oposición de la Cámara de Diputados unificó un anteproyecto de ley que propone declarar una emergencia.
- No creemos que eso sea la solución. Ese borrador ataca una situación que no existe.
- ¿Cuál cree que es el panorama por venir?
- La situación mejorará. El año pasado fue muy problemático y ahora se está saliendo. La economía creció en diciembre y en enero. Creemos que los índices de febrero nos mostrarán otra mejoría. La perspectiva es buena. Los analistas coinciden en que en 2019 el salario le ganará a la inflación. Habrá una mejora sustancial.